¡HOLA! Somos Enlace joven, integrado por Rodrigo Coyopotl Ramirez, Maria Luisa Oviedo Bravo, Edith Aranguthy Reyes, Claudia Elena Reyes Cortes, Jessica Palacios Xihuitl y Ricardo López Guillermo, estudiantes de la Facultad de Contaduría Pública de la BUAP, y creamos este blog por iniciativa de la profesora CP Martha Baez Martinez, quien actualmente nos imparte la materia de Ética y Practica Profesional.
Nuestro firme objetivo es promover temas relacionados con la ética, pues es la base fundamental para lograr el éxito en la vida.
En este blog encontrarás temas relacionados con la cultura, negocios, humor, clase, fotografía, ética, esperemos sea de tu satisfacción y nos puedas dar tu comentario, asimismo para mas información puedes agregarnos al correo electrónico valoretico@hotmail.com

Etica para Amador

Fernando Savater comenta: Escribí Ética para Amador por responder a un desafío. Se me decía en aquella época: “Cómo vas a explicar ética a personas que no han leído a Kant, Spinoza, que no conocen a Nietzsche ni a ninguno de los autores indispensables? Es imposible que a un joven de 15 años se le empiece a explicar todos esos autores que serían imprescindibles para hablar de ética”. Me parecía una noticia muy alarmante, porque la ética es una cosa que se supone todos vamos a necesitar, no solamente como algo propio, sino que necesitamos que los demás la necesiten.
Es algo muy útil garantizar que los demás tengan ética, y si para tener la idea de una vida recta, de una convivencia justa, solidaria y digna, hace falta leer a tantos autores importantes, estudiar tantísimo, entonces estamos perdidos, porque solamente algún erudito nos brindará el adecuado apoyo ético y el resto del mundo viviremos como fieras feroces, lo cual, insisto, por puro egoísmo, me parecía una perspectiva alarmante. Las personas de mi generación fuimos educadas en una dictadura, todos o la mayoría de nosotros somos grandes enemigos de los dogmas, disciplina, la autoridad, los revestimientos ceremoniales serios. Les habla alguien que tenía 21 años en mayo del 68 y que en cierta forma está ligado a ese imaginario colectivo propio de aquella época.
Luego llegó un momento en que tuvimos que tener nuestros hijos y convertirnos en padres, tarea que nadie acepta del todo con gusto en la modernidad, porque todo el mundo quiere ser joven permanentemente. Vivimos en una sociedad n la que si no se es joven se está enfermo, y como los padres, una de las muchas deficiencias que tenemos es ser más viejos que los hijos, admitir la paternidad nos compromete con el lado señor que todos queremos rechazar lo más posible. Por eso el mundo está lleno de padres que dicen: “Soy el mejor amigo de mi hijo”.
Hombre, podría probar a ser su padre, que es más importante, porque amigos tendrá otros y quizás mejores; o señoras que se enorgullecen de ser confundidas con la hermana mayor de su hija, lo cual revela una miopía especial por parte de los que cometen tal confusión.

Dado que al aceptar ese papel de señor y convertirnos en autoridad para otros, en el sentido etimológico del término, no en el sentido tiránico, sino en el sentido de lo que ayuda a crecer, el verbo auger indica aquello que ayuda a crecer. Supongo que las personas crecemos como la hiedra, apoyándonos e algo que nos ofrece resistencia; así tiene que ser uno, el padre, el profesor, el maestro, la persona que ofrece resistencia y seguramente uno tiene que caer de vez en cuando antipático.
El querer siempre ser simpático, popular, representar el lado entusiástico de la vida, es muy agradable, pero la labor del padre o del profesor no siempre es ésta y uno tiene que aceptar el ser antipático, porque uno representa para los hijos y los jóvenes algo muy antipático que es el tiempo, la necesidad, la tradición y de alguna forma el hecho de que nadie viene al mundo a iniciarlo, sino a soportarlo y si acaso a intentar mejorarlo, si puede. La gente de mi generación no estábamos preparados par ese papel y como ninguno quería ser dogmático, nadie quería decir lo que debía hacer; queríamos dar libertad plena a nuestros hijos. Tenía muchos amigos de mi generación que decía: “¿Qué se les dice, qué les va a decir?”. Habrá que darles alguna pista, no sé, no se le puede decir que la antropofagia es una variedad gastronómica como cualquier otra, alguna idea cierta, alguna indicación de que hay cosas preferibles a otras.
Quien me sacó y me despertó definitivamente de mis sueños antidogmáticos fue mi propio hijo Amador, cuando tenía unos 6 o 7 años. Un día vino a casa y me dijo: “Papá en el colegio me han dicho que los Reyes Magos son los padres”. No había entrado nunca en el problema porque siempre me mantenía citando versiones contrapuestas de las cosas. Ni laico ni religiosa, ni de una ideología ni de otra, intentando crearle, lo que supongo ahora era una enorme confusión, una disposición a mantenerse siempre abierto. Cuando me dijo que los Reyes Magos eran los padres, le dije: “Bueno, efectivamente hay varias escuelas de pensamiento, hay unos que creen que son los padres; otros creen que no”. Él se quedó escuchándome, y me dijo: “Sabes creo que eres el único papá de mi colegio que cree en los Reyes Magos”. A partir de ese momento me di cuenta de que quizás había llegado el tiempo de intentar ser algo más preciso e intentar decirle realmente, aun a riesgo de caer antipático, lo que yo pensaba de una serie de cosas determinadas.

Eso que intenté hacer personalmente con Amador es lo que luego intente hacer en ese libro, por la convicción de que la educación está ligada íntimamente a la Ética; ésta es una cuestión más que todo de educación, no es una cuestión de dedicarse a hacer grandes reflexiones entre las personas adultas que si no han sido educadas en los valores fundamentales, es muy difícil que luego vayan a descubrirlos por sí mismas cuando están cayéndose de viejas. Creo que la educación es el momento adecuado de la ética. De hecho el propio Aristóteles cuando escribe la Ética a Nicomaquea, la concibe como algo de lo cual hay que hablar a los jóvenes, hasta que tengan la edad suficiente para entrar al mundo de la política como una preparación necesaria para entrar al mundo de la ciudadanía.
Hace tiempo ocurrió en Italia un incidente que fue muy comentado. El alcalde de Milán tuvo un comportamiento poco generoso, por decirlo suavemente, con un grupo de refugiados albaneses, a los cuales maltrató de tal manera, que se produjo una reacción popular. Se escribieron artículos, se protestó y hubo quien dijo: “ A ver los intelectuales, qué dicen de estas cosas”. Umberto Eco sacó un artículo respondiendo: “¿Qué podemos hacer los intelectuales cuando ocurre una cosa como ésta? Es inútil ira visitar al alcalde de Milán, que es una persona ya crecida y ponernos a recordarle los grandes valores de la fraternidad, la solidaridad, si no los conoce a sus años, no los va aceptar porque se lo digamos un poco después”. Lo importante decía Umberto Eco, es reescribir los libros en que van a educarse los hijos de ese alcalde.A esos hijos es a los que hay que introducirles las ideas de fraternidad y solidaridad que queremos ver luego más tarde reflejadas, porque si esperamos a que sean alcaldes, no hay nada que hacer.
Creo que efctivamente el papel de la Ética hay que empezarlo no de una manera dogmática y cerrada.
Intenté escribir unos libros en los cuales no se dieran instrucciones prácticas, porque una de las cosas que me parece más pavorosa de los libros de ética es convertirlos en una especie de libros de autoayuda, que dicen qué hay que pensar sobre: el aborto, el divorcio, la ecología, la guerra nuclear. No sé. Piense usted lo que quiera, pero piénselo. Los humanos no estamos condenados a la sociedad sino condenados a vivir entre semejantes. Los semejantes son más importantes que el hecho mismo de la sociedad y es más importante que el maestro sea un ser humano. En seña más el maestro a educar su humanidad que al instruir cualquier otra cosa que enseñe; esto es lo que creo que hay que introducir cuando se habla de ´tica. Son los principios generales los que hay que tratar de introducir y que a partir de ellos cada quien piénselo que quiera; pero lo que piense y sea capaz de transmitir y comunicar esos conocimientos.
Por esto la educación y la educación ética son partes imprescindibles de cualquier formación humana. No se puede formar solamente a las personas desde el punto de vista laboral; formarles para que sepan apretar botones o para que cumplan funciones más o menos gestoras, sin haberles formado la capacidad de convivencia y ciudadanía, que no surge naturalmente de las personas. Los demócratas no surgen de las piedras naturalmente, como las flores silvestres; hay que cultivarlos, regarlos. Los griegos tenían claro que la paídeia era una parte absolutamente imprescindible de la democracia; que precisamente, la democracia es , ante todo, una máquina de crear demócratas, si no está perdida. Para crear esos demócratas hay que formarlos, dar unos principios elementales, hay que aprender a discutir mientras se enseñan los principios.
EDITADO POR: MARIA LUISA OVIEDO BRAVO.

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